domingo, 19 de junio de 2011

Nube de blanco algodón



Azul es el cielo que guarda mi nube de blanco algodón. Azul sin fisuras donde dormita mi nube de dulce sabor. Esta es mi nube donde albergan sus sueños campesinos de piel cuarteada, caminantes de pies lastimados, mujeres de piel sensible, hombres de ojos brillantes, niños de juegos simples, adolescentes de juegos escondidos, marineros tiznados por cantos de sirenas, todos ellos y muchos más dueños de un sueño muy particular.Y es mi nube y es la de todos por que todos necesitamos una pequeña nube de blanco algodón para descansar cuando buscamos el perdido dulce sabor de una nube blanca.

Pequeña y juguetona mi, nuestra, nube quedó atrapada en el árbol más robusto y esbelto, el que quiso crecer para tocar el cielo y besar la nube de blanco algodón. Y el campesino olvidó labrar, el caminante llagó sus piernas, la mujer secó su piel, el hombre lloró, el niño olvidó jugar, el adolescente perdió su mirada, el marinero dejó de creer en sirenas, todos ellos y muchos más dejaron de amar. Por que el árbol bebió toda el agua de la nube blanca de dulce sabor. Creció y creció fuerte ahora por los sueños míos y vuestros. Y tocó el cielo, y miró la tierra, y descubrió al hombre, al niño, a la mujer. Consiguió su meta, tocó el cielo para descubrir la belleza rota de un mundo entero. No entendió, pero si entristeció, buscó la nube entre sus ramas, ella no estaba. recorrió con su sabia las raíces, el tronco, hasta la última rama. Nada.
Conseguido su sueño a costa de los míos, de los vuestros, entristeció. Los nidos se quedaron vacíos, nadie recogía sus frutos, las hojas se marchitaban y él moría en desamor. 

Lloró, lloraba lágrimas dulces de azúcar que el aire fué guardando, mientras los pocos frutos que le quedaban caían al suelo esperando ser simiente, ser vida. Y así el aire creó una nube de blanco algodón. Las raíces perecieron y la nube de dulce azúcar quiso besar las simientes repartidas a los pies del seco tronco. Y crecieron, y dieron sus frutos, para el campesino, la mujer, el hombre, el niño, el adolescente, el marinero, para ti, para mi. Y la nube de blanco algodón y azúcar dulce besó las ramas muertas, de ellas aprendió el poder del tardío amor.

Y yo tengo mi nube blanco algodón para compartir contigo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que hermoso!!
hay una parte que deja una enseñanza, que es no pisotear a los demás por conseguir tus sueño porque luego quedaras solo...

saludos!! :)

Lola dijo...

Hola Toni, ya veo que has abierto otras dos casas, ya imagino el trabajo que tienes ahora ¡si lo sabre yo con cuatro blogs! Ahora a escribir mucho a estrujarse la cabeza porque cuando pase a verte… lo veré todo. Un estupendo escrito este. Un abrazo amigo.